La pandemia presenta un desafío adicional para afroamericanos y latinos

Por American Heart Association News

Prostock-Studio/iStock, Getty Images
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El Dr. Felipe Lobelo considera que, aunque sea entristecedor, no es sorprendente que la pandemia parezca tener un mayor efecto entre afroamericanos y latinos.

La pandemia "está chocando con una crisis adicional, lo cual acelera los malos resultados", dijo Lobelo, profesor asociado en la Escuela de Salud Pública Rollins de la Universidad Emory en Atlanta, e investigador de las disparidades en la salud.

Lobelo indicó que la otra crisis son las tasas más altas de obesidad, diabetes y enfermedades del corazón que se dan entre afroamericanos y latinos, comparados con la población en general. Esos padecimientos hacen que este grupo de personas sea más susceptible a enfermarse de COVID-19. Según el médico, gran parte de la disparidad proviene de un factor de riesgo que puede prevenirse: la falta de actividad física.

Una encuesta publicada en enero por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades indicó que el 31.7% de la población hispana y el 30.3% de la población de raza negra son físicamente inactivas en comparación con el 23.4% de las personas de raza blanca. Los encuestados fueron clasificados como físicamente inactivos si no participaron en actividades tales como correr, hacer jardinería o salir a caminar aparte de lo andado en el trabajo, durante el mes anterior al estudio.

"Existen muchos factores, pero lo más básico es lo que llamamos determinantes sociales de la salud", dijo Lobelo, quien dirige el Centro Mundial de Investigación y Colaboración sobre el Ejercicio como Medicina en la Universidad Emory. "En otras palabras, no tiene que ver solo con la persona y sus conductas individuales, sino con contexto en el que vivimos".

Dicho contexto incluye vecindarios seguros en los que se pueda caminar, disponibilidad de alimentos saludables y acceso a atención médica, ingresos y educación.

"Todo eso juega un papel importante en nuestra forma de vivir y nuestra habilidad para participar en actividades que mejoran la salud", añadió Lobelo.

El Dr. Damon Swift, profesor asociado de kinesiología de la Universidad del Este de Carolina en Greenville, Carolina Norte, dijo que los afroamericanos y los latinos ocupan una representación demasiado alta en la parte más baja de la escala socioeconómica, factor que afecta la disparidad.

"No es fácil decirles a personas con empleos difíciles y dificultades económicas, y sin guarderías para sus hijos, que deben hacer ejercicio", dijo Swift, quien se dedica a investigar factores de riesgo cardiovascular y disparidades raciales en la salud. "Esas son barreras que tenemos que sobrepasar".

Ambos expertos indicaron que es necesario apuntar hacia muchos niveles: políticas públicas para abordar las determinantes sociales de la salud; esfuerzos enfocados en la comunidad que vayan desde programas de acondicionamiento físico en el trabajo y ministerios de bienestar en las iglesias; hasta programas deportivos para jóvenes y un énfasis renovado hacia la educación física escolar.

Hispanic men from Atlanta were recruited to participate in the Diabetes Prevention Program Football Club. (Photo courtesy of Dr. Felipe Lobelo)
Hombres hispanos de Atlanta fueron reclutados para participar en un programa de prevención de diabetes jugando fútbol. (Fotografía cortesía del Dr. Felipe Lobelo)

"En el centro de todo", dijo Swift, "es el paso enorme que se daría si componemos los problemas socioeconómicos y la educación. Sin embargo, necesitamos formas mejores y culturalmente adecuadas para interactuar con las comunidades a fin de comunicar el mensaje sin ocasionar temor por presentarlas en forma demasiado científica".

En Emory, Lobelo diseñó programas de educación sobre la diabetes organizadas alrededor de partidos recreativos de fútbol soccer y básquetbol que se llevaron a cabo junto con seminarios de nutrición y de otros hábitos de salud.

"Hemos tenido éxito en atraer la participación de hombres que típicamente no acudirían a programas de cambios de estilo de vida", comentó. "Nuestra dinámica es identificar grupos en riesgo y configurar programas a la medida para captar su interés".

El reto se hace particularmente urgente entre los jóvenes que crecen actualmente en una época de teléfonos inteligentes, videojuegos y horas interminables frente al televisor.

"Aunque los chicos sean más activos que los adultos, hacen menos actividad que hace veinte o treinta años", dijo Lobelo. "También hay disparidades entre las minorías, sobre todo entre chicas afroamericanas y latinas. Además, las tasas de ejercicio disminuyen conforme pasan de jóvenes a adultos. Las tasas de inactividad y de tiempo sedentario excesivo son factores importantes que contribuyen a la epidemia de diabetes".

Sin embargo, no siempre es eficaz advertirles a los chicos acerca de la inactividad cuando ellos vislumbran las consecuencias en la lejanía de los años. "Un enfoque mejor sería enfatizar los beneficios potenciales, como una mayor productividad y mejores calificaciones escolares, ya que se ha comprobado que los chicos más activos se desempeñan mejor en la escuela".

Lobelo dijo que observa que los mensajes sobre la salud parecen estar siendo escuchados. Por lo menos, añadió, las estadísticas de la encuesta de inactividad de los CDC se han ido nivelando en lugar de aumentar.

"Eso me dice que la gente está entendiendo el mensaje y hacen más actividad", dijo, "o que por lo menos entienden que deben hacer más e informan que están haciendo algo. Es probable que la realidad se encuentre entre las dos cosas".

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